Poema de Bécquer
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas..., ¡no volverán!
Volverá las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar;
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
Pero ellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas no volverán!
Volverán de amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así no te querrán!
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar;
aquellas que aprendieron nuestros nombres,
esas..., ¡no volverán!
Volverá las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar;
y otra vez a la tarde, aún más hermosas,
sus flores se abrirán.
Pero ellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas no volverán!
Volverán de amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así no te querrán!
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